sábado, 9 de abril de 2011

Vuelta a ciegas por el Parque Natural del Gorbeia

  Con cierto respeto nos hemos ido a las 8 de la mañana para Murgia Sergio y yo porque es un recorrido que solo lo habíamos realizado dos veces, y con mucho tiempo entre ellos. Al final no se ha animado nadie para ir y que tenga GPS con lo que nos la hemos jugado a ver qué tal estaban nuestros sentidos de la orientación. Por cierto Josean, recuerdos y saludos de la putilla.. jeje
  Sobre las 8 y media pasadas hemos llegado a la gasolinera de Cepsa en la Autobia de Vitoria a la altura de Sarria. Casualidad que en el peaje de la autopista hemos visto una furgoneta con un par de bicis en el techo y nos hemos quedado mirando pero no hemos reconocido a nadie porque estábamos lejos. Al poco de entrar para Murgia se han parado en el arcen y nos hemos parado a su altura. Hemos flipado cuando los que iban en la furgoneta eran el Zapatero y Koldo. Nos han comentado que subían a la Cruz de Gorbea desde Murgia y les hemos dicho para aparcar en la gasolinera, que luego tienes muy a mano la manguera para limpieza y han venido.

  Entre ponte aquí y estate quieto nos han dado las nueve y pico. La idea era ir con ellos a Zarate y que luego ellos subieran para la cruz y nosotros seguir el camino por carretera a coger el camino de piedras amarillas que recordábamos. Nada más salir de Murgia Koldo y el Zapatero se han distanciado unos metros y Sergio ha descubierto que no llevaba nada en el Camelback, que el acuarius se lo había dejado sin poner en la furgoneta. Se pone de charleta y se le pasa lo más importante, que despistado¡¡¡
  Al final hemos decidido no dar la vuelta e ir a la fuente en Zarate para llenar el Camelback allí. Ha sido arriesgado porque la última vez que subimos al Gorbea la fuente estaba cortada. Esta vez no ha sido así y al final Sergio ha podido llenar de agua el Camelback.
  Vuelta a la carretera y nos hemos metido donde las granjas por el camino de piedras amarillas dirección a Murua. En esa zona no lo teníamos demasiado claro como llegar a los embalses del Gorbea, pero nos la hemos jugado por una carretera y ha salido bien. Poco a poco hemos ido viendo zonas que nos iban sonando hasta empezar a ver la subida por la carretera donde dejamos el embalse a la derecha. Allí notamos que la cosa empieza a coger forma y es donde empezamos a ir regulando un poco. Sergio me ha comentado que ayer se pego un pequeño atracón a la cena y que para rematar la jugada se tomo un escocés y con lo mal que le sienta el café a la noche, no ha dormido nada, con lo que tiene algo de miedo a que las piernas no le respondan demasiado bien en la ruta. Me confiesa que ha estado a punto de no venir.
  Después de pasar el parking nos metemos para el bosque, atravesamos el primer gran charco de agua poco a poco para no embarrar las bicis y poco a poco nos vamos metiendo en terreno más propicio para las bicis. Dejamos ya el asfalto que yo tengo saturación.
  Continuamos el camino y cuando llevamos un rato pedaleando nos cruzamos dos montañeros que nos preguntan por un monte del que ni recuerdo el nombre. Les decimos si vamos bien para ir para Arimekorta y nos dicen que tenemos que subir al Gorbea para ir allí. Flipaos los montañeros. Lo dejamos y seguimos para adelante confiando en encontrar el desvío. No se si por suerte o por dios sabe qué razón, al pasar por una zona, tanto Sergio como yo decimos “¿No era por ahí?”. Una zona de raíces que me suena y que recuerdo pasar detrás de Manolo cuando fuimos la primera vez a hacer la ruta.
  Nos metemos por allí y pasamos a una zona conocida, porque fue parte de la Martxa de Ubidea. Hacemos la bajada desde el bosque al rio por el cual pasamos en la marcha y donde hoy, al pasar, me he vuelto a mojar un pie de lo profundo que estaba el agua. No me ha importado nada, porque el calor a esa hora ya era importante.
  Animados por nuestra suerte en la orientación, seguimos por zona conocida y giramos a la izquierda una vez pasado el río para empezar a subir por las rampas de cemento que nos llevan al bosque oscuro. Antes de llegar al bosque pasamos por la barrera que esta sin poner y que es donde hay una cierta dificultad en la inclinación del terreno para poder avanzar.
  Poco a poco llegamos al bosque oscuro, del cual hoy no recuerdo gran cosa, con lo que hemos pasado sin problemas entiendo.
  Poco a poco vamos llegando a la campa de Arimekorta, donde hacemos una pequeña parada para reponer algo de fuerzas en el refugio donde siempre hemos parado.
  El calor ya era fuerte en esa zona y aunque paramos para comer algo, no nos queremos demorar demasiado, así que rápidamente nos preparamos para bajar por las rampas de cemento. Sergio hace un poco el indio y baja por los laterales del camino, intentado bajar por algo mas alternativo que el cemento. Yo por ahora me limito a rodar y el cemento me es más seguro que otra cosa, así que no arriesgo.
  Casi nos pasamos el camino para ir a la carretera que nos sube a Pagomakurre, pero no sé porque, nos paramos y seguimos por él. No estábamos seguros del todo, pero los rampones del principio nos son familiares. Seguimos con cierta tranquilidad hasta llegar a la subida a Pagomakurre, donde al llegar al parking nos damos cuenta que hoy allí hay más peña que en el resto de Euskadi. Qué barbaridad de coches¡¡¡
  Para subir a las Campas de Arraba vamos hablando que seguimos subiendo sin prisa, cuando Sergio no se que hace y se le queda trabada la cadena en los platos, de una forma muy cabrona. Un diente del plato pequeño ha quedado por fuera de la cadena y esta se ha quedado entre el plato pequeño y el grande, de una forma la mar de rara. Tirando de la cadena esta no se volvía a su sitio y al final con una piedra y la multiherramienta poco a poco, la ha convencido Sergio aplicándole un poco el artículo 33.
  El pequeño incidente de la cadena nos ha retrasado un poco, aunque al reanudar la marcha yo no noto el tiempo de parada y la verdad es que la subida me resulta más corta de lo que recordaba. Sergio me comenta al llegar arriba que ha subido forzando un poco con el cambio en las primeras zonas y que ha notado un poco cargadas las piernas, menos mal que nos vamos al Albergue de Sopeña poco a poco y allí hacemos un mini break con unas coca colas frescas que entran la mar de bien.
  Después de un poco de charleta nos volvemos a poner en marcha. Tenemos que ir poco a poco al Paso de Aldape y nada más salir del Albergue de Sopeña nos metemos el rampón de hierba que está en frente de este. Por cierto, en el Albergue no estaba el San Bernardo. Igual no querían que muriera de calor el pobre..
  Pues lo dicho, la campa de hierba que nos lleva al paso de Aldape es matadora, porque las ruedas se pegan a la hierba cosa mala por allí y al llegar arriba vemos como hay parte del camino que tiene puesto una malla y está cercado para que no se pise. Yo descabalgo para ir pasando poco a poco, pero Sergio me pide paso por detrás y a lo Chris Akrigg se hace el paso casi completo. Por cierto, cuando pasábamos por el paso, caminando en sentido contrario ha pasado una diosa. Si hubierais estado la habíais visto, como no ha venido nadie os jorobáis que no hay foto jeje
  Sergio cuando he pasado el paso completo me estaba esperando con cara de satisfacción, pero le he dicho que el esfuerzo de pasar aquello montado lo pagaría en las subidas que nos quedaban, que no estaba para hacer exhibiciones después de no dormir apenas esta noche.
  Bajamos por Eguiriñao para empezar a subir una de las rampas más grandes que nos quedan y en la bajada le sigo a Sergio metiéndome en un pequeño lio de piedras cabronas que salgo como buenamente puedo.
  En la subida el calor ya es fuerte y Sergio, casi nada más empezar me dice que le están dando unos tirones del copón. Puff, no hemos ni empezado a subir y está pagando ya el esfuerzo del paso de Aldape.
  El cabron me dice que no me preocupe y se pone a subir corriendo detrás de mí y le digo que si va jodido que no haga alardes y suba tranquilo, que ya iré haciendo paradas y sacando alguna foto cual Manolo cualquiera… jeje
  La verdad es que sube como un cohete empujando la bici y para cuando quiero parar casi le tengo allí. Aun así he sacado algunas fotos en la zona. En la subida hay un refugio donde unos currelas gallegos estaban talando las ramas del árbol más cercano y menos mal que no les pagaban por hacer ruido, porque se les escuchaba el “caraio” desde km a la redonda.
  No sé cómo se llama el alto ese que subimos pero la verdad es que casi arriba del todo, en uno de los pasos de agua, intento yo también hacer una pequeña frivolidad y acabo dándome un pequeño sopapo en el santo suelo. No es nada, pero Sergio casi llega allí a la vez que yo. El tío sube más rápido empujando la bici que montado.
  Llegamos arriba y sin parar apenas nos disponemos a bajar. Esa bajada es entre mala y muy mala. Cantidad de piedras sueltas, pasos de agua en los que hay que colgar a los que los hicieron de los pulgares por cabrones y un desnivel tremendo, hacen que baje despacio. Sergio que va bajando tranquilo pero algo más rápido que yo llega a los establos que hay abajo o lo que sea y sigue andando sin parar.
  Allí giramos a la izquierda un poco más delante de los establos y nos disponemos a hacer la última subida. Es una subida algo mas técnica que las anteriores, con mucha piedra suelta, agua en grandes charcos y pasos de agua naturales en los que hay peligro que algún elefante caiga y desaparezca de la faz de la tierra. Aun así subimos sin problemas aunque Sergio hace una pequeña parte de la subida haciendo el noble arte del empujabike. Donde el camino ya se hace mas llano, se pone en la bici y ya no se vuelve a bajar de la bici en todo el camino.
  Hay una zona que no recordamos bien como llegar, y al seguir el camino le digo a Sergio que creo que es por allí, porque recuerdo que se salía del camino por una salida un poco mala y que el camino desaparecía, bajando campa a través hasta llegar a una zona por donde se pasaba al otro lado del lateral de los matojos que teníamos delante y que después había una bajada con grandes pedrolos. Sergio se fía de mí y bajamos, y cuando ya llevábamos unos metros empieza a recordar donde era y ya bajamos sin problemas. Recuerdo que antes de la bajada de pedrolos estuvimos esperando a José Mari que había roto el cambio trasero. Txopo creo que hizo de mecánico improvisado.
  Bajamos los pedrolos y luego seguimos por las bajadas donde el peluquero se dio cuenta de lo que es un hierro de bici o una bici de verdad (saludos Leo jeje). Poco a poco llegamos a la zona de paso del rio, en el que tanto Sergio como yo pasamos a ver si es profundo o no, y si, era profundo aunque se agradece el chapuzón en los pies.
  Desde allí seguimos el camino por el rio Bayas hasta volver a la gasolinera. Manguerazo a las maquinas para quitar el poco barro que hemos encontrado y vuelta al coche. Entre pitos y flautas son las 14:30 cuando salimos de la gasolinera.
  Las sensaciones han sido muy buenas, puesto que he llegado al coche sin apenas notar cansancio en las piernas. Sí que es verdad que al igual que la pasada semana en Urkiola, el ritmo ha sido tranquilo, pero estoy en fase de ir tranquilo. Me queda esta semana nada más y luego empiezo a trabajar las series, que imagino que será donde pueda darle más candela a los pedales.
  Lo cierto es que la satisfacción ha sido grande puesto que además de acabar la salida sin problemas, hemos realizado todo el recorrido sin excesivos problemas. No creí que fuéramos capaces de hacerlo sin perdernos un poco por lo menos, pero mira, nuestro sentido de la orientación nos ha funcionado perfectamente.
  Mañana no sé si llega el fin del mundo o podre salir a rodar a bajísimas pulsaciones. No cuento con nadie porque seguro que hago carretera para relajar músculos.

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  Saludos

3 comentarios:

  1. Que maquinon sergio pasando el paso montado en la bici. un poco arriesgado desde mi punto de vista.

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  2. Para que nos vamos a engañar, Sergio le echa webos por allí y luego le toco empujabike para el resto. Yo prefiero hacer empujabike allí y seguir montado el resto. Es cuestión de prioridades y si, como bien dices, es peligroso hacer el primo en esa zona. A la minima que te descuides puedes tener un susto grande..

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