miércoles, 29 de junio de 2011

Llegada a Vielha y primer día de ruta

  Después de muchos meses de proponer el ir a hacer la Pedals de Foc, este viernes pasado (día 24) salimos después de comer dirección a Vielha (Lleida) para comenzar el sábado la primera salida de las cuatro que teníamos para hacer la Pedals de Foc.
  Manolo, Tomas y yo habíamos quedado pronto en Basauri para ir cargando las cosas en el coche e ir pasando luego primero por Arrigorriaga a recoger a Jorge y luego por Iurreta para recoger a Peio.
  A las cuatro ya estábamos cargando las cosas tanto en mi coche como en la furgoneta de Tomas y no tardamos mucho para ir para Arrigorriaga a recoger a Jorge. Allí perdimos un poco de tiempo porque no entendí bien el lugar donde habíamos quedado y entre ponte aquí y estate quieto se nos estaba echando el tiempo encima. Tambien se dejo ver por Arrigorriaga el bueno de Josu para traerle a Jorge una patilla del cambio que habían hablado en el blog.

  Luego pasamos por Iurreta a buscar a Peio y poco a poco nos fuimos los cinco para Vielha pasando por Francia. Peio era el que me daba las indicaciones por donde ir porque era quien mejor conocía el camino. Manolo amenizaba el viaje mientras por detrás nos seguía Tomas con Jorge dando cabezadas durante casi todo el camino.
  Al llegar a Vielha aparcamos en el parking del centro del pueblo y fuimos a buscar el Hotel Ribaeta. Sabía que estaba cerca de la Iglesia pero lo cierto es que ni habíamos cogido el teléfono ni habíamos cogido la dirección del propio Hotel. La verdad es que no tardamos en dar con él y fuimos a que nos dieran las habitaciones. Allí nos atendió una chica que se la veía un poco perdida.  Desde la organización de la Pedals nos dejaron nuestras cosas en el Hotel porque al llegar más tarde de las 8 de la tarde, ellos ya no estaban en sus oficinas. La chica no comentó gran cosa y después de hacer fotocopia de nuestros DNI (cosa que cada día me cuesta más creer que se necesita) nos dio las llaves de las dos habitaciones y subimos a dejar las cosas. Tomas y yo fuimos a una habitación mientras Peio, Jorge y Manolo fueron a la otra.
  No sé si antes de subir a las habitaciones o después, metimos las bicis en una especie de taller mecánico de una tienda de deportes y allí coincidimos con dos valientes que hacían la Non Stop en dos días. La primera etapa de 150 km y la segunda de 75. Visto el calor que hizo el sábado no se qué tal acabarían la etapa, pero no me dieron ninguna envidia. No vimos a nadie conocido pero parece que salieron cerca de doscientas personas para la Non Stop de una y dos etapas. Una locura cualquiera de las dos, pero sobre todo la de un día.
  No tardamos en ir a cenar, y la cena, sin ser nada del otro jueves, para mí gusto fue algo pesada. Dos platos más el postre sin tener más desgaste que el de un día normal y no estoy acostumbrado a cenar tanto.
  Después de dar buena cuenta de la cena nos fuimos a dar una vuelta por Vielha a tomar algo mientras Manolo le explicaba un poco a Tomas como manejar el GPS. Entre una cosa y otra se nos hizo más tarde de las doce y cuando llegamos al Hotel estaba cerrado a cal y canto. Alucinando porque no había forma humana de que nadie nos abriese la puerta para poder ir a descansar, lo menos estuvimos media hora por allí dando de leches a la puerta. Manolo, que es un tipo de grandes recursos, se fue a un bar cercano y habló con el camarero y le facilito el teléfono del dueño del Hotel, el cual después de acordarse de todos los muertos de la chica de recepción y supongo que de los nuestros, le facilitó la clave de entrada y por fin pudimos subir a descansar.

1ª Ruta. Vielha - Gotarta

  Ya el sábado bajamos pronto a desayunar porque la salida era a las 8 en el parking donde habíamos aparcado los coches y un taxi nos esperaba para llevarnos a la parte sur del túnel de Vielha, a pocos metros del refugio de Conangles,  que es donde se empieza la Pedals.
  En esos primeros momentos hay nervios y cierta tensión por ver que nos encontramos y mientras vamos atravesando el túnel voy charlando con el Taxista para relajarme un poco. Me cuenta que se han llegado a juntar el día que más gente hasta sesenta personas. Que pasada¡¡
  No tardamos en pasar el túnel y descargar las cosas. Detrás de nosotros llegan en otro taxi otro grupito de bikers catalanes para hacer la Pedals también y les dejamos allí mientras nosotros salimos a afrontar el reto de pedalear los cuatro días que son la Pedals de Foc. Antes hacemos la típica foto para documentar el blog en la salida.
  El recorrido es bonito y prácticamente los primeros veinte kilómetros pasan muy rápido. Casi todo es por la vera del rio  y hay muchos kilómetros que son descendentes. Eso sí, hay zonas con muchas piedras en las que hay que pasar con cuidado y claro está, Jorge, Tomas, Peio y Manolo van como tiros. Yo noto esas zonas más técnicas y sobre todo el haber estado una semana bajo los efectos de los antibióticos.
  Lo malo de hacer las crónicas a tiempo pasado y después de realizar varias salidas es que los detalles se me han ido olvidando pero tengo en mente el paso por bosques. Unas fotos que hicimos en la orilla de un pequeño lago, una cascada donde nada más salir había una señora bajada hasta que llegamos al primer pueblo. Allí creo que fue donde nos pasamos sin sellar el librito de ruta de la Pedals de Foc.
  Tomas empezó con sus baños en agua con bici también en ese pueblo e incluso intentó pasar por debajo de un pequeño puente pero las ramas que había allí se lo impidieron.
  Seguimos sin darnos cuenta del punto de sello y llegamos a una de las zonas donde peor recuerdo tengo. Un sendero que trascurría en un bosque y que en un principio tenía más descensos que subidas pero que poco a poco se fue calentando en las subidas y que me dejó más fundido que fundido. Mucho empujabike y una temperatura dentro demasiado alta para ser un bosque. Ese fue el peor momento de toda la Pedals de Foc. Mis pulsaciones no bajaban de 180 y cada vez que llegaba donde estaban estos, ellos salían escopetados y a mí no me daba tiempo a recuperar.
  En la salida del sendero a la carretera veo que estos han tirado para adelante y no me han esperado, con lo que me la juego y tiro hacia arriba. Manolo baja a la de nada diciéndome que no se han dado cuenta de esperarme y que bajaba a buscarme. Cuando recupero un poco el aire volvemos a seguir subiendo y rápidamente llegamos a un pequeño pueblo llamado Irán. Pueblo por llamarle algo, porque son no más de 6 casas y allí vamos a Casa Joanot, donde Jorge practica su depurado catalán con la chica que lleva el negocio. Ella alucina mucho cuando nos ve llegar tan pronto y aprovechamos para sentarnos en una terraza y tomar algo. Le pedimos algo típico y la verdad es que nos pone de todo, incluido unos rebanadas de pan tumaca, que junto a unas cervezas con limón entran que da gusto. 
  Alli fue cuando nos comenta la chica de la Casa rural que no tenemos sellado el primer punto y que llamemos a la Pedals de Foc para comentarles que no nos hemos dado cuenta. Manolo hace la gestión y lo que consigue es que una chica le diga que tiene que consultarlo pero que las reglas son así. Si no esta todo sellado no hay mallot. El cabreo nuestro es considerable teniendo en cuenta que cuando llegamos nadie nos ha comentado nada. Le comentan a Manolo que han dejado un sobre donde están las instrucciones, lo cual es cierto, pero sinceramente ni lo leí. Las formas no creemos que sean las correctas y mas teniendo en cuenta que hemos avisado de nuestro error. Eso nos va a estar rondando en las cabezas los cuatro días, pero bueno, procuramos no darle demasiadas vueltas hasta llegar a Vielha.
  Cuando salimos de allí destino Gotarta, que es donde vamos a hacer noche, el sol ya estaba dándole con mucha fuerza y ya se pasaban de los 35 grados. El pequeño tramo de subida que tenemos desde Irán a Gotarta se hace un poco pesado por el tentempié que nos hemos pegado.
Casi sin darnos cuenta llegamos a Gotarta, donde sin mucho problema localizamos la casa rural donde vamos a hacer noche. Casa Vilaspasa es el nombre de la casa rural. Gotarta es algo más grande que Irán, pero se ve que la especulación inmobiliaria ha llegado también a esa zona y hay casas con el cartel de Se vende, bueno, en catalán, que no recuerdo como se pone.
Por supuesto, la dueña de la casa rural alucina que lleguemos tan pronto y nos dice que pasemos a un patio cerrado que está un poco más arriba de la casa, donde tiene una “fresquera” con bebidas y que nos relajemos allí mientras a ella le da tiempo a preparar las habitaciones porque no hace nada que se han marchado los familiares de alguien que estaba haciendo la Non Stop. La pedimos que nos haga unos bocatas de tortilla de chorizo cuando pueda para comer algo, porque no nos apetece sentarnos a comer un menú normal.
No sé el tiempo que estuvimos en el patio ese pero nos relajamos bien mientras el día seguía cogiendo temperatura y Lorenzo calentaba todo lo que podía. Después de un buen rato la señora apareció con cinco fantásticos bocatas de tortilla de chorizo, los cuales  dimos buena cuenta. Sinceramente he de decir que el bocata era espectacular. El pan era pan de torta y la tortilla estaba realizada con huevos caseros que le daban un color amarillo tremendo a la tortilla.
Cuando las habitaciones pasaron a estar listas descansamos hasta que el sol bajo un poco la fuerza. Manolo había preparado una pequeña salida a la tarde para ir a un pueblo llamado El Pont de Suert algo más grande a dar un vistazo y tomar algo.
Decidimos bajar Manolo, Tomas, Jorge y yo. Peio se puso las zapatillas de trecking y nos comentó que estuvo un poco de investigación por la zona después de descansar un buen rato.
Nosotros hicimos parte de la bajada a El Pont de Suert, como he dicho, por una pequeña parte de la ruta del día siguiente haciendo circular la salida. Hubiera sido más rápido hacerla directamente por carretera, pero no tendría gracia ninguna.
En El Pont de Suert nos sentamos en una terraza pero se ve que no había camareros para servir con lo que decidimos irnos a otra donde encontramos a un camarero que no tardó casi nada en servirnos. Es un dato a tener en cuenta porque Lleida parece ser que hay algo en el aire que hace que la gente se tome su tiempo para absolutamente todo. En algunos casos es algo exagerado, pero ya iré contando más adelante.
Cuando nos pareció oportuno cogimos las bicis para subir a Gotarta (6 km de subida más o menos) y cuando no llevábamos más que unos cientos de metros, Manolo, que era quien llevaba el bote, nos puso en pie de guerra porque había perdido el dinero suyo y el del bote.
Tomas bajo escopetado al bar mientras nosotros le ayudábamos a Manolo a revisar el camelback. Jorge y yo bajamos y mientras bajábamos Tomas me llama y me dice que lo ha recuperado. Que lo tenía un caballero de cierta edad que había visto que nos lo habíamos dejado allí.
A Manolo se le cambio la cara cuando se entero que habíamos recuperado el dinero y volvimos a Gotarta. En la subida, en los laterales de la carretera, había unos senderos la mar de interesantes que tanto a Jorge como a Tomas se les hacia la boca agua.
Al llegar nos dimos una ducha y nos preparamos para la cena. Una fideua de carne recuerdo, con algo de embutido y algunas cosillas más. Luego unas butifarras con patatas fritas y de postre crema catalana y unos pastelitos de coco con zanahoria creo que fue.
Después de estar de charleta un rato bajamos a donde tenía la tele y puse un pequeño resumen del día pero sin extenderme demasiado. Manolo había llevado un pequeño portátil pero sinceramente no me apetecía ponerme a escribir allí. Me habré dejado muchas cosas, pero es lo que tiene el hacer las crónicas así.
Algo tarde nos fuimos a la cama. En esa casa rural nos dieron 3 habitaciones. En una se metieron los más altos por indicaciones de la dueña. Manolo y Tomas compartieron esa habitación, luego Peio y Jorge otra al fondo del pasillo y yo una pequeñita junto a la de Manolo y Tomas.
  Perfiles

  Fotos





























  Vídeo
  Saludos

1 comentario: